Cada vez son más las empresas que perciben como algo necesario la integración entre el ERP del negocio y el e-commerce que gestionan. Si la integración es un ejercicio que hace frente a los retos del departamento IT y los operacionales en la transferencias de datos, lo cierto es que la integración cuenta con más beneficios que inconvenientes y, por lo tanto, no deben ser pasados por alto.

Desde el punto de vista de las ventas, la integración permite que sea más fácil adaptar y servir a los clientes sin importar el mercado. Teniendo en cuenta que muchas empresas fracasan a la hora de ampliar y expandirse a escalas mayores —por limitaciones de infraestructuras, presupuesto o recursos, entre otros aspectos—, realizarlo desde el punto de vista online tiene los mismos peligros. Si un e-commerce recibe un importante número de pedidos que deben ser gestionados por un ERP, implica escalar en tiempo, recursos y personal, lo cual induce a errores si estos funcionan por separado. La integración entre ambas plataformas reduce en gran medida la problemática.

El departamento de marketing también permite conducir sus campañas hacia públicos diferenciados y organizados, de tal forma que la venta a través de múltiples canales y a múltiples clientes aseguran una visión de 360 grados de a quién se están dirigiendo. La medición de la interacción de los clientes queda centralizada en una única y más completa plataforma.

El día a día de IT y operaciones también mejora la operativa y productividad, conduciendo de forma eficiente los procesos al eliminar los procesos manuales y automatizar los flujos de trabajo empresariales. Los pedidos fluyen automáticamente desde un punto hasta el ERP donde se recoge el cumplimiento de la orden y, a su vez, permite ser ampliada hacia las áreas de envasado, generación de etiquetas, actualización del estado del pedido y más. Una vez más, el ahorro de costes y errores es indudable, a la vez que se mantiene un control más preciso de cada paso.

El control desde el punto del pedido hasta el de llegada se traduce en una mejor experiencia del cliente y, por lo tanto, una mayor satisfacción en la compra. La sincronización del inventario previene la venta masiva de productos, el control de stock y generación de históricos automáticos que evitan la gestión personal de tareas innecesarias.

La toma de decisiones siempre ha estado lastrada por la disponibilidad y actualización de la información necesaria. Las decisiones críticas del negocio deben ser tomadas con rapidez y la unificación de los datos en un único sistema facilita la resolución de este tipo de problemas. Los datos del ERP y la integración del comercio electrónico pueden ser utilizados para prever y planificar la demanda o gestionar las comisiones por ventas, entre otras múltiples funciones.

En definitiva, la integración ayuda a eliminar las tareas rutinarias y centralizar la información, permitiendo que todas las funciones del negocio estén centradas en lo que realmente importa: la satisfacción del cliente.

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About the Author: Arantzazu López

La unión entre el comercio electrónico y el ERP: un punto de encuentro necesario Axazure

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